lunes, 21 de diciembre de 2009

La gran bestia verde...

Con mi poca experiencia, creo haber descubierto que la idea al escribir, debe ser lograr el interés de cierto grupo de personas que compartan lo dicho por el que escribe. Si escribo una nota para un amigo, debe decir algo que le interese para que la lea: “Paso con una cerveza por tu casa y te pago la cena”, “te paso a buscar en el auto” (esa seguro que yo no la escribiría), “tengo entradas para el toque de mañana, viste, esas, las agotadas, bueno, esas, ¿querés venir conmigo?.. ahh, y te pago la cena”. En fin, son miles las posibilidades combinatorias, también aplicables por SMS.

El tema es que hay veces que, cuando las ideas no fluyen, una tiene que caer en los lugares comunes: soltería, corazones rotos, resacas y por supuesto, la bestia verde… los celos.

Este es un ejercicio de autocrítica. Si, soy celosa, y no hay grupo de “Celosos anónimos” que me de consuelo. ¿Quién no ha sentido celos alguna vez en su vida? ¡A ver, hipócritas, confiesen!. Los celos son inherentes a la humanidad. Y yo no soy del País de Frutillitas, ¡tengo sangre!.

Son innumerables las situaciones que los provocan. Si sos un enfermo de celos (como esta servidora), hasta el más nimio detalle los detonan. Y la bomba celosa es peor que los “fueguitos articifiales” de Hiroshima y Nagasaki juntos.

Veamos, los celos son espontáneos, inmanejables, completamente caprichosos y hasta diría que son como el beberaje extraño que convertía al adorable Doctor Jekyll en el temible Mr. Hyde. Porque hay una transformación fisiológica subterránea, un cortocircuito neuronal, un apagón de la razón, que da como resultado que uno se transforme un un toro de las encerronas de Pamplona y ataque lo que sea que se mueva enfrente. ¿O no? Algunas personas lo saben esconder… pero otro grupo (del cual soy socia fundadora), todavía no ha sabido cómo carajo hacer para que no se le arrugue la cara, le salgan chispas por los ojos, se le transforme la voz, se le paren los pelos y hasta intente hacer de una puerta común, una giratoria.

¿Qué puedo decir? ¿Qué voy a cambiar? No lo creo. ¿Qué me voy a controlar? A lo mejor, por mi propio bien, debería decir que lo voy a intentar. ¿Qué voy a seguir rompiendo cosas pero en privado? Definitivamente, si. Tampoco da para andar regalándose y terminar veraneando en la Colonia Etchepare.


NAVIDAD, EPOCA DE AMOR Y PAZ... SEGURO QUE SI.


Tilín Tilín, tolón tolón, jojojo, piiiiiiiiiiiiiiiiiiii, ¡¿anormal, no ves que ahí voy a estacionar yo!?. Señoras y señores, bienvenidos a la Navidad.

Esta fiesta que trasciende credos y religiones, que todos celebramos por igual, con brindis y uvas y cuetes y regalos, bla, bla, bla.


Hoy me tocó salir a la selva a conseguir los tan ansiados regalos. Inicio del estrés festivo. ¿Qué regalarle a los seres queridos? (que aunque nos quieran generalmente no dudan en poner cara fea cuando abren el regalo y éste no es de su agrado). Este año decidí salir con una estrategia planeada, como la que las viejas que ganan las promociones de “todo lo que pueda cargar en el chango en un minuto es suyo” arman para tratar de exprimir al desafortunado supermercado sin quebrarse la cadera en el intento.


Primera parada: el cajero automático. Seamos sinceros, duele. Duele en el corazón sacar esa cantidad de dinero para comprar muchas cosas que no vamos a disfrutar. Si, si, ya sé, la alegría de compartir con el prójimo, etc, etc. En fin, mientras guardaba la plata en la cartera me dije: “pensá que no te toca ir a una juguetería”. El consuelo del tonto, porque cinco minutos después estaba en un lugar peor, mucho peor.


Segunda parada: Grandes Tiendas Montevideo. Santa Madre de Dios. ¿Qué puede ser peor que GTM un 23 de diciembre? GTM un 23 de diciembre con corte de luz. Fue como entrar un una máquina del tiempo (y perdón por el lugar común) y volver a los inicios de la humanidad. La supervivencia del más fuerte. La desesperación por el alimento (bueno, por la prenda de vestir). Por suerte, la penumbra me evitó ver el espectáculo directamente: señoras tirando de una camiseta (la última, obviamente), luchando por quedarse con ese item que seguro hará que el afortunado ser querido que la reciba en Nochebuena, sea todo lo feliz que pueda con esos $59.90 de puro amor.


Haciendo un paréntesis, quiero decir: “cajeras, empleadas, encargadas del Uruguay, a luchar porque su trabajo sea declarado insalubre y se puedan jubilar rápido”. Porque somos malos como clientes. El 90% de la gente que entra a una tienda con mucha gente tiene incontinencia. Esa es mi conclusión. Una los ve haciendo la cola para pagar la compra, retorciéndose. Si, se contonean, se mueven, saltan, bufan, y lo más importante, tienen cara de sufrimiento. Todos esos síntomas para mí son la señal para alejarme porque en cualquier momento salpica. O la otra posibilidad es que son uruguayos, dejan todo para último momento y realmente están apurados porque estacionaron en doble fila. Ayuda, Occam, ¿cuál te parece la opción verdadera?


Volviendo a mi maravilloso día, luego de lograr sobrevivir a ese pandemonio (sin aire acondicionado, obviamente), salí ufana con mi primer bolsa. Uno menos, cinco para terminar.


Siguiente parada: disquería. Muy mala idea. Al abrir la puerta (les juro que esto es pura verdad), veo un pichón de Satanas apuntándome al pecho con algo plástico con forma de pistola de agua. En ese milisegundo disociado del tiempo real, me reí de mi misma porque pensé que me iba a mojar con ese artefacto. “¡Qué bobeta! ¡No me va a mojar en plena tienda!” Hasta que lo ví venir, al chorrito, derechito, derechito. Podrán imaginar mi mirada de asombro y mi inoperancia extrema. Estaba paralizada, no podía reaccionar y lo que es peor, no me podía alejar del peligro. Mi victimario, ni lerdo ni perezoso, siguió atacándome con el arma hasta que a la lejanía se oyó el grito salvador: “[nombre del niño], ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?, ¡!VENÍ PARA ACA INMEDIATAMENTE!!”. Debo confesar que en ese momento sentí lástima por la pobre criatura, que estaba haciendo un acto de levitación con la ayuda del brazo de su madre. Y el peor momento. Con esa psicología “new age” le dice: “¡le pedís disculpas inmediatamente a la señorita!”. Señora, yo no quiero ser parte de la educación de su hijo, entiéndalo. Con cara de “en-cualquier-momento-empiezo-a-hacerte-un-escándalo-mamá-mala” me pide perdón. Y, ¿qué le digo yo?. No lo vuelvas a hacer más, portate bien si no Papá Noel no viene, Papá Noel no existe, muahahaha! (con esta estuve tentada pero me contuve, bien yo). Me decidí por un debilucho: “está bien, no pasa nada”. Y con el orgullo roto y el buzo mojado, salí a buscar el disco. Cuando me acerco a la caja, veo al sudoroso empleado, completamente desbordado por la gente que le pedía discos, precios, tarjetas, hasta un baño le pidieron al desdichado ser. Estuve a punto de decirle con ese tonito de- yo- te- entiendo- hermano, yo- también- detesto- las- Fiestas”: “linda la Navidad, ¿no?”. Pero justo a tiempo vi que a mi lado estaba parada una monja y me refrené porque lo último que necesitaba en ese momento era un sermón sobre la venida de nuestro Señor Jesucristo, alabado sea Dios. De una monja. En una disquería.


Listo, solo faltaban cuatro. En ese momento, todo comenzó a fluir. Quizás, luego de haber desembolsado los primeros pesos, todo se hace cuesta abajo. Ahora, regalo de amigo invisible. Parece mentira, con lo tacaña que soy, sería lógico pensar que el tope de precio que acordamos sería algo que respetaría a rajatabla, pero no. Para no romper la tradición, por tercer año consecutivo, me pasé del límite. Pero a esa altura, poco me importaba, solo quería terminar con la maldita misión.


Tres, dos, uno, cero. ¡Prueba superada! Quisiera decir que la alegría me duró un rato pero no fue así. Porque enseguida comencé a cuestionarme todos los regalos que había comprado: ¿no tendrá una igual?”, “¿le gustará?”, etc, etc.


Creo que ya quedó claro el siguiente punto: odio Navidad. ¿Se nota?. Pero voy a ser una buena prójima y le voy a llevar un Gatorade al pobre gil que está sentado en la esquina, vestido como un esquimal con 40 grados, para fomentar el espíritu navideño. Él no tiene la culpa que la gran mayoría practique el cinismo en nuestra sociedad.



NOTA: según la RAE, cinismo significa: “Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”.

¡Vituperables búsquenla ustedes!

sábado, 12 de diciembre de 2009

Palabras



Palabras, frases, risas, guiños, sonrisas.
Palabras, silencios, momentos, roces.
Palabras, miradas, abrazos, secretos.

Si mis ojos hablaran, te contarían una historia.
Si mis ojos hablaran, no tendrían miedo y te dirían todo.

Pero mis palabras se esconden, se quedan mudas.
Mis palabras existen pero no en el momento justo.

Si pudieras leer mi mente, todo sería fácil.
Si pudiera leer tu mente, mis palabras serían libres.

¿Qué harían mis palabras si pudieran ver la luz?
¿Te harían huir? ¿O lograrían que te quedaras conmigo?

Palabras escondidas, palabras prohibidas, palabras que respiran, laten, sienten y vibran.
Palabras, mi vida.

jueves, 10 de diciembre de 2009

¿Y dónde está mi sapo?


Empieza el momento culminante. Es algo que toda mujer soltera de veintipico (largos), debe soportar. Con una sonrisa inmaculada en su rostro desesperado. Las fotos de los casamientos de sus amigos.
Yo, por suerte, tengo un grupo que padece el mejor síndrome todos: el "síndrome Peter Pan". Tenemos esa idea ilusa en la cabeza que todavía somos muy jóvenes para ciertas cosas, y cito:
"¿Compromiso? ¡Ni en pedo!"
"Nos casamos el 29 de febrero del 2010" (para los que no tengan un calendario a la vista, les cuento que el 2010 no es un año bisiesto).
"¿¿¿¡Quéeeeeeee??!!!"
"Mirá, mis veinte son sagrados, cuando cumpla los treinta y algo, te aviso y te mando la invitación"

En fin, son muchas las afirmaciones de este estilo que he escuchado, para mi gran tranquilidad, en estos últimos tiempos. Pero.... no todo el mundo vive guiándose por estos simples axiomas trascendentales. Los amigos de mis amigos sí están empezando a "venderse" a la madurez, y eso conlleva lo inevitable: confites, guirnaldas, cotillón... tetes, mamaderas y pañales cagados.
Y una, acá, estoica, cuidando el fortín de Santa "Soltera" Teresa. Sin moros en la costa, intentando colonizar este territorio virgen (bueno, bueno, no todo es literal en esta vida, es una licencia poética que me tomo). Nada, cero, "niente". Valientes, los de antes.
Pero, mientras miro las fotos de todas esas parejas florecientes, odiosamente enamoradas, dejo mi cinismo por un ratito y reconozco (muy a mi pesar), que soy feliz por ellos. Tan afortunados en haber encontrado a su media naranja, tan felices, tan sonrientes... tan.... tan.... ILUSOS, ¡POR DIOS QUE LES PASA!

Pero, no. Está bien, está perfecto. Esas mujeres que se ponen el vestido blanco soñado, tan inmaculado, imaginado hasta la última puntada del dobladillo, encontraron a su sapo.

Entonces, ¡¡¡¡¿DÓNDE ESTÁ EL MÍO?!!!!

¡Eyyyy!, sapo, a vos te estoy hablando!¡Si, gilún, a vos! ¡No te hagas más el pelotudo, haceme el favor!


BANDA SONORA: "Fairytale", Sara Bareilles

viernes, 27 de noviembre de 2009

luuuuke, am i your father?

Me despierto odiando a la luz que se enciende. 7:00 am. Siempre a las 7:00am.
Miro a mi alrededor y veo lo mismo de siempre... mi entorno se repite semana tras semana.
Voy al baño del rincón, tomo un poco de agua y vuelvo a despertar a mi compañera.
Ni se inmuta.
Desde que cuida a los bebés no me presta mucha atención. Pero la perdono. Ha sido mi compañera de toda la vida y no hay tiempo como para peleas. Hay que cuidar a los hijos y criarlos. Todavía nos queda eso.

Recuerdo un día que me levanté y ella no estaba. La busqué desesperado por todo el hogar y no la encontré. No podía creer que se hubiese ido.
Al otro día volvió, cabizbaja, dolorida. Estaba lastimada. No hablamos mucho del tema y seguimos la rutina diaria. Al fin y al cabo, ella me había perdonado aquella vez que la dejé sola. Todavía recuerdo flashes pero no la historia completa. De hecho me levanté con cicatrices que no me pertenecían, pero ahí estaban, marcadas en la piel.

El día que nos enteramos que estaba embarazada festejamos. No lo habíamos planeado, pero lo aceptamos muy contentos. Ahora somos padres nuevamente, y sabemos que en tres semanas se nos van los pichones así que vuelvo a mimarlos. Todavía me resulta extraño como de dos padres tan negritos pueden salir criaturas tan blancas... pero bueno, así es la ciencia!

Camino hacia el techo y desayuno.

Diarrea

Soy una persona bastante balanceada en cuánto a mis opiniones. Me gusta ser justa. No me gusta exagerar ni ser subjetiva. En la vida hay que saber mantener un equilibrio y cierto grado de objetividad....
Pero hoy, me cago en todo eso.

Me cago en los hombres, en la soltería, en las mentiras, en las omisiones, en los silencios, en los guiños, en el fútbol.
Me cago en la cocina, en la prolijidad, en la ropa limpia, en el piso aspirado.
Me cago en la calle, en el tránsito, en los semáforos, en los pichis, en el ruido, en el humo.
Me cago en la gordura, en el gimnasio, en el té de piñulí, en los ayunos, en las balanzas.
Me cago en el cigarrillo, en mis pulmones envejecidos, en mi reuma del dedo gordo del pie y en mi tendinitis.
Me cago en el equipo de disolución, en el HPLC, en la mufla y en la bureta de 25 mL clase A.
Me cago en la tele, en Tinelli, en Bottinelli.
Me cago en las monjas, los curas, las iglesias.
Me cago en el Facebook, en el hijo de puta que inventó el Plock, en Claro y su banda ancha móvil paralítica.
Me cago en mi celular, que a 27 de noviembre, tiene $246 de saldo.
Me cago en el MSN (dos veces).
Me cago en el amor.

En fin, como ya me cagué en todo, solo me queda decir...
¡¡¡Mamaaaaaaaaaa, termineeeeeeeeeeee!!!


miércoles, 25 de noviembre de 2009

Flashback





Recordando:


"La próxima sale" (03/10/09)



Bueno, salió nomás.




martes, 24 de noviembre de 2009

Como relleno de Pastafrola...

"Ta, se me hace tarde de nuevo. ¿Será posible? Todos los días salgo tarde. Seguro que pasa el bondi cuando estoy a una cuadra de la parada. ¿Por qué no puedo correr? Como una gacela... ¡Y el ascensor! ¿Por qué están dos horas para cerrar la puerta? Charlan, las viejas charlan con la puerta abierta.. Agrrrrr!!! Bueno, por lo menos ya vino... un pique a la parada y llego para fumarme el cigarrito de precalentamiento para lo que me espera".


-¡Hola! ¿Cómo le va? -le digo al portero.

- Bien, bien, ¿y cómo te va a ti? -me responde. Un amor mi portero.

De repente, la veo. Una estructura negra, grande, recostada, como haciendo barra, a la pared.

-¿Y estocolmo?

- Es un ropero.

- ¿En serio?

Momento de paréntesis curvo. No me gusta que mi portero se haga el vivo. No está bien. Yo tengo capacidades diferentes, ¿por qué burlarse?. Cuando me miró, puso cara de se-ve-que-ese-año-regalaban-títulos-universitarios-porque-no-hay-otra-forma-que-lo-hayas-conseguido-si-hacías-esas-preguntas-idiotas-en-la-Facultad.

-Jajajaja, noooooo, es una reja.

"What the fuck!!!"

-Ahhhhh, ¿van a poner una reja?

-Si, por la seguridad, viste, la gente se sienta en los escalones...

Y si, el domingo, por suerte, la levantaron, la clavaron, la conectaron al portero (eléctrico, no al de carne y hueso) y vòila, Alcatraz en Montevideo.

Cuando la vi, erguida, incólume, lo primero que pensé fue: "otro obstáculo para que los varones lleguen a mi apto". Pucha, como si los existentes no fueran suficientes. Después pensé: "uhhhh, domingo de madrugada, con alto grado de alcohol en sangre, no solo tengo que embocar la llave en una puerta, sino que ahora son dos. Y ni hablemos de esos momentos que todo ser humano ha tenido que pasar... esas caminatas de pasitos cortos, rapiditas, urgentes..... Que nunca te pase".

La reja llegó para quedarse, cortesía de la paranoia propietaria.


Ahora solo me queda acostumbrarme a ser el relleno de la pastafrola.


¿Membrillo o dulce de leche?


Banda sonora: "Entre Rejas" Los Pibes Chorros.

"Y entre rejas
se dió cuenta que perdió
lo que más quería
y le hace falta valor
para seguir su vida
y entre rejas
se dió cuenta que hoy está
condenado y solo
sin amigos, sin parientes...sin mamá
PD: esta la dedico a los amigos que desafortunadamente se equivocaron en su vida... y hoy viven en una cárcel..."


viernes, 13 de noviembre de 2009

Todos los Viernes son 13...


Por suerte, viernes otra vez. Un viernes más. Otro. Sin TV cable, sin novio, sin comida en la heladera. Un típico viernes de mi vida.


Tengo la caja de puchos abierta y eso es peligroso. Me estoy calentando dos choclos (si, dos choclos) para comer con manteca y sal. Es muy patético, muy patético, porque lo hago, en el fondo, para intentar recordar cómo se sentía comerlos en la playa con mis amigas. En verano. Ese verano que ya no voy a tener. Nunca más.


¿Pesimista? Tal vez. ¿Desahuciada? Quizás. No es un panorama muy prometedor el que me espera a la vuelta de la esquina.


Me estoy distrayendo. Claro, me distraje porque miré el piso. El piso blanco. ¡La capa de mugre que lo cubre es muy grande! ¿Qué me pasa? ¿Serán el calor y la humedad? ¿La soledad y el olor a pucho rancio que el Glade no logra tapar?.


Estoy viendo a Tinelli despotricando contra sus detractores. No es una visión muy... coherente. Está leyendo en un teleprompter el rosario de insultos que le está dedicando a su Gobierno. Todo condimentado con frases como"mi amor", "querido" y otros epítetos sardónicos. Pero terminó agradeciendo a su Presidenta. ¿O se dice Presidente aunque sea mujer?. ¿Cómo será?. En fin, ahora vienen las cámaras ocultas. Creo que me va a explotar el cerebro. Me veo con la cabeza abierta y los sesos emulando un cuadro de Pollock en la pared.


Acabo de ver a una polilla que hizo el intento de entrar en mi casa pero se arrepintió.


¿Algo más para añadir?

viernes, 6 de noviembre de 2009

Compañera de la noche


Quizás sea que vivo sola desde hace mucho tiempo. Quizás sea mi neurosis. Quizás sea... el verano.
Hay un conjunto de circunstancias que hacen que noviembre sea un mes de mierda. Noviembre, empieza el calorcito. Noviembre, mes de los insectos y alimañas indeseables.
El tema es el siguiente: no me gusta compartir el espacio vital (reducido) de mi monoambiente con bichos que vuelan. Sencillo, cortito y al pie.

Esta es la historia de un bichito que por estúpido, no ha logrado evolucionar. La polilla.
Es una constante en mis noches. Yo abro la ventana y ella entra. Entonces nos disponemos a actuar la obra de teatro más ensayada de la historia. Ella revolotea alrededor de los tubos de luz y alrededor de mi cabeza, socarrona, creyéndose intocable, inmortal. Yo la miro, la dejo volar, un poco por pereza, un poco por lástima. Conozco cuál será su futuro. No soy egoísta, quiero que disfrute de sus últimos instantes en la Tierra. Pero me torea. Me aletea en la jeta y llega un punto que eso me desquicia. Entonces, es la hora D. Me levanto, caliente como un chivo y voy a buscar el arma "polillicida": el Raid. Gracias por los piretroides con olor a flores del campo. Estoy hablando del naranja, el "casa y jardín". Que nunca me falte.

Cuando tengo en las manos la bomba atómica de las polillas, me siento imbatible. Me transformo en el Increíble Hulk. Poder inconmensurable en la palma de mi mano. La sigo, la espero, la relojeo, la mido. Agito, apunto y disparo. El problema es que tengo que disparar varias veces. Se me mancha el sillón, la cama, las ventanas, el piso, la mesa. Pero sigo. Me cae en la cara, en las manos, pero veo como, lentamente, el aleteo comienza a disminuir. La bicha está boba, a punto caramelo pero todavía está en lo alto. Más disparos. Me empiezo a marear un poquito. Pero por fin, antes de empezar a ver todo negro, cae. Pero no muere. Es como la araña de aquella película horrible, "Aracnofobia". Pero está a mi merced. Y se viene el momento culminante: el chancletazo. Pero la inmundicia no se va sin venganza: deja su marca en mi piso...blanco, por suerte.

Yo sé reconocer a un buen enemigo cuando lo veo. Por eso, le brindo el mejor entierro posible. La devuelvo a su habitat natural. Con la pala la levanto, y la tiro del sexto para abajo.

¡Vuela, polilla, vuela hacia el más allá!

martes, 27 de octubre de 2009

¡A rodar!


Me encanta soñar. Es una de mis debilidades. Desde chiquita, soñaba despierta, en cualquier lugar, en cualquier momento; siempre estaba imaginando cosas, historias, momentos.

Ponele, ahora mismo estoy soñando con un auto. Un fusquita descapotable rojo. Reluciente, con las gomas recién infladas. De segunda mano, pero entero.


Me imagino subiéndome al autito, bajando la capota. El sol está alto, el cielo despejado, hay una brisa cálida que mueve las hojas de los árboles. Estamos solos, él y yo. Es fin de semana, de esos fines de semana únicos. Estoy cansada pero no me importa. Hay algo que tengo que hacer, un lugar a dónde llegar. Pero por primera vez, el tiempo no me corre. Miro mi muñeca por reflejo, pero solo veo piel. Y se siente bien.

Pongo la radio al mango. Empiezo a sentir el sol en la cara. Quema, pero es una linda sensación. La llave acciona el arranque. El motor responde inmediatamente, y el auto vibra de expectación.
No sabemos a dónde vamos, pero eso no nos importa. Está ansioso, como yo.

Nos preparamos para un viaje largo. Es un enigma qué nos deparará el camino, pero estamos listos para lo que venga. No hay señales de tránsito, se recorre a puro instinto, pero nunca en primera. No existe seguro contra daños. No existe el miedo, no existen los retornos.


Salgo de la estación; mi auto tiene el tanque lleno de nafta y la ruta por delante.

¡A rodar!



Banda sonora: "I gotta feeling" - Black Eyed Peas and David Guetta

jueves, 22 de octubre de 2009

SI


Si, porque no debemos olvidar.

Si, por los hijos que no pudieron ver crecer.

Si, por los nietos que no vieron nacer.

Si, por la identidad, por la pluralidad de ideas.

Si, por el Nunca Más.

Si, por la posiblidad de enmedar un error de 22 años.

Si, por la justicia.


Si, por la memoria.

Si, por la posibilidad de crecer como sociedad.

Si, porque estamos en deuda.

Si, por la verdad.


Si, por ellos, por nosotros y por los que vendrán.

Si, para que, por fin, puedan descansar en paz.


"Pink gets me high as a kite/
And I think everything is going to be all right..." Aerosmith




martes, 20 de octubre de 2009

Sala de espera



















- ¡Pero qué tiempo loco!

- Es cierto, salí desprevenida y me mojé toda.

- Es el cambio climático, el mundo está entrando en la menopausia. ¿Cómo está Juanita?

- Ay, Juanita, Juanita... es un dolor de cabeza. No sé cuál es el problema pero
me estoy poniendo algo nerviosa...

- ¿Qué le pasa?

- Imaginate, ya pasó los 25 ¡y sigue soltera!. Una botija buena, prolija, medio feíta
pero trabajadora como ella sola...

- Pocha, Pocha, no es para tanto...

- ¡Cómo que no! Me preocupa su reloj biológico..

- Seguro que todavía tiene cuerda para rato, ¡es joven aún!

- Si, pero el tiempo pasa tan rápido... Tota, yo a su edad ya tenía cuatro hijos y
dos, iban a la escuela... Dirás que los tiempos han cambiado, pero ¿tanto?

- Para mi que tiene un as en la manga y no te cuenta...

- Puede ser, pero viste que ya de chiquita era medio quedadita...

- No te preocupes más de la cuenta, ¡te va a subir la presión!

- Si, si. Últimamente, la tengo por las nubes. Cuando me enteré que la hija de
Chola se iba casar, hice un pico de 22... Yo le digo, arreglate Juanita, pintate
un poco, ponete tacos y polleras. ¡Si hasta parece un varoncito, todo el día
mirando fútbol, de championes y vaqueros rotos!

- Bueno, Pocha, me toca pasar. Quedate tranquila, relajate, la botija va a
conseguir algo.

- ¡Dios te oiga, Tota! ¡Un saludo para el Tito!

- Gracias, Pochita, ¡otro para el Cacho! A ver cuando nos juntamos todos para
un asadito...


Que nunca te pase.... ¡Ser Juanita!

lunes, 19 de octubre de 2009

domingo, 18 de octubre de 2009

Una historia que merece ser contada

Tito tiene 33 años y vive en el barrio 7 de diciembre, por Millán, pasando Garzón. Tito es un uruguayo más, que por las vueltas de la vida, vive con poco, y a veces, con menos que eso.

Hace tres meses, Tito encontró a Carmen y a sus dos hijos, viviendo en las vías del tren. Y en un acto de generosidad extrema, los llevó a vivir a su casa, junto a su mujer y su hijo Lionel, de tres años.


Ayer estuvimos en el barrio 7 de diciembre con la fundación Un Techo para mi País, que determinó que Carmen, de 63 años, merecía tener su
casa.

Cuando llegamos, Tito nos estaba esperando en la entrada, con tantas ganas y buena disposición, que nos hizo entender realmente lo que significaba para ellos que un
grupo de personas ajenas a su realidad fueran a darles una mano. Y arrancamos a construir. Tito estuvo con nosotros todo el tiempo, así como el hijo menor de Carmen, que nos traía las piedras necesarias para cimentar firmemente los pilotes que sostendrían su casa.

Cuando paramos para almorzar, empezamos a
conocer bien la historia de Tito. Es jubilado por enfermedad. Era limpiador de vidrios de edificios pero le diagnosticaron falta de dos discos vertebrales a nivel torácico y no pudo seguir trabajando para sustentar a su familia. "Es una enfermedad perra, si te dejás caer, no te levantás". "Cada vez que me duele la espalda, me digo, no me duele, no me duele, y sigo". Tito trabajó codo a codo con nosotros, haciendo pozos, trayendo piedras, pilotes y todo lo que necesitábamos. A la hora de la merienda, su señora nos hizo pizza.

Puede sonar a lugar común, pero la generosidad de los que casi no tienen nada, te hace reflexionar, te hace pensar un poco sobre tu vida y tus acciones. Te devuelve a tu lugar.

Para mí, fue un honor haber conocido a Tito y a Carmen. Fue un orgullo haber colaborado p
ara poner el piso de su nuevo hogar. Y aunque el trabajo fue duro, el suelo estaba anegado, el sol nos pegaba en la cabeza y el barro nos llegaba a las rodillas, cuando a las cinco de la tarde pusimos el último clavo del día y nos sentamos en ese piso, realmente sentí que todo iba a estar bien. Y la sonrisa dibujada en mi cara cansada, era el reflejo de las sonrisas de todos mis compañeros.


viernes, 16 de octubre de 2009

De todo un poco...

Un poco loca
Un poco cuerda
Un poco aburrida
Un poco entretenida
Un poco sola...

Un poco caída
Un poco arriba
Un poco seria
Un poco gila
Un poco suelta
Un poco retenida
Un poco derrotada...

Pero jamás vencida.

"loco un poco nada más, casi parecés normal,
pero en la mirada ocultás algo detrás
simulando, sonriendo, sin saber que estás diciendo,

sucia la conciencia pero claro el provenir
porque ya está por venir..." Turf

martes, 13 de octubre de 2009

Camboya.com.uy

Anoche me quedé despierta hasta tarde (para variar). Y enganché "Buscadores", versión trasnoche, en canal 5. Después de volver a prometerme a mi misma que voy a poner cable en casa y de putear a Gorzy un rato (desestresa bastante), me puse a escuchar.
Un televidente envió un mail avisando lo que el "malo" de Mauro Viale (periodista argentino más conocido como el gil que se dejó pegar por un gordo en televisión en vivo) había dicho con respecto a Montevideo en la antesala de EL partido: "Montevideo va a ser como Camboya, les recomiendo que no vayan al Centenario".
Tratemos de adaptar ese concepto a nuestro país:

  • Si nosotros somos Camboya, eso los convierte a ustedes en Tailandia.
  • Si somos Camboya, en cualquier momento nos cae Angelina Jolie en un cante y se nos lleva dos o tres botijas para USA (chupen argentinos).
  • Nuestras tormentas no son "sudestadas", son tifones (mucho más paquetes).
  • Si esto es Camboya, pueden ir olvidándose de pedir un chivito en Punta, porque acá comemos tarántulas fritas.
  • Siguiendo esa misma línea, cuando compren cientos de hectáreas en José Ignacio, vayan pensando en construir el rancho tierra adentro, porque el temita con los tsunamis todavía no lo tenemos bien resuelto...


De cualquier manera, los hermanos sean unidos. Para bien o para mal. Aunque nos corten los puentes, aunque les digamos "ladrones del primero al último", aunque digan que Gardel es argentino, aunque les hayamos mandado a Natalia Oreiro; a pesar de todo eso, en el fondo nos queremos.


¿Un bocadito para el camino?



(No paré de gritar mientras colgaba esta foto. ¡Por qué carajo no comerán saltamontes, ranas o ratones fritos, los muy hijos de puta!)

lunes, 12 de octubre de 2009

Usar con precaución



Deberían venir con ese cartel tatuado en la frente. Deberían tener unos genes especiales que codifiquen ese cartel de advertencia. Porque una cree que los sabe manejar, pero en realidad, no. Y al parecer, son como la nitroglicerina: te pueden llegar a explotar en la cara si los movés mucho.
Como dijo Einstein: "Dios no juega a los dados con el mundo". Para mí, y con todo respeto para con el genio de la relatividad, Dios juega al "strip poker" con nosotras. Lo malo es que el Viejo es terrible timbero y nos gana todas las manos. Cuando queremos acordar, estamos en pelotas frente a la mesa, con una mano atrás y otra adelante, y nos toca volver a casa en el 370.
Ojo, acá no hay resentimiento. Para nada. ¡Qué esperanza! ¡Faltaba más!. Seríamos demasiado injustas si no estuviéramos eternamente agradecidas por la histeria, los cambios de humor, las demostraciones de cariño seguidas de la frialdad extrema, las indecisiones, los "no sos vos, soy yo", los partidos de fútbol 5, los "nos vemos" de mentira, los "te llamo", los "portate bien", los "cuidate", los "sos una mina re macanuda y te aprecio pila, pero...."y los "vos te merecés algo mejor que esto".
Gracias, gracias, gracias. Por lo menos, nosotras podemos echarle la culpa a la menstruación. ¿Cuál es vuestra excusa? ¿Ehhhhhh?

PARTICIPE POR UN PLASMA PARA VER A URUGUAY!
Esta entrada es:
  1. Muy feminista
  2. Muy hormonal
  3. No sabe/no contesta

viernes, 9 de octubre de 2009

Preguntas y respuestas existenciales II


N.A: No es un refrito. Tengan paciencia conmigo. Ya ni sé que escribir.

  1. ¿Me quedo o me voy?
  2. ¿Exploto o imploto?
  3. ¿Escribo o borro?
  4. ¿Tele o compu?
  5. ¿Cigarros o gimnasia?
  6. ¿Rambla o Parque?
  7. ¿MSN o ICQ?
  8. ¿El Topo Gigio o Ultratón?
  9. ¿Insomio o diazepam?
  10. ¿Jaque mate o tablas?
  1. Si me quedo, me deprimo; si me voy, por lo menos me estoy moviendo.
  2. Imploto. Seguro. Esa soy yo. No me gusta salpicar.
  3. Debería borrar más. Y dejar de escribir también. Pregunta capciosa, si las hay. El pez, por la boca muere.
  4. No tengo cable. ¿No es obvia esa pregunta?
  5. Hace dos semanas, gimnasia. Hoy, con dos cuartos de pulmones menos, decido... cigarros. Como fumo sentada, puedo acomodar mejor el pulmotor (que también sirve para poner el cenicero).
  6. Parque. El Chino sigue firme ahí. El Chino usa Rexona. El Chino no te abandona.
  7. ICQ. ¡Qué épocas! Mis amigos eran holandeses.
  8. Ultratón. Por lo menos, es un sobreviviente.
  9. ¿A vos qué te parece? ¿Ehh? ¿Ehhhhhhh?
  10. No me quedan jugadas. No tengo más estrategias. Me queda un peón para defenderme del ataque. Quedamos solos en el tablero... y acabás de vencer a mi Rey. Con poco esfuerzo. Sin intención.
Banda sonora:
"Tan Lejos", No te va gustar.
"Complicando todo", Vieja Historia.


(Si, es para vos)

miércoles, 7 de octubre de 2009

Hoy

Si hoy sonrío, ¿es porque ayer lloré?
Si hoy miro, ¿es porque ayer cerré los ojos?
Si hoy camino, ¿es porque ayer me inmovilicé?
Si hoy estoy, ¿es porque ayer falté?
Si hoy callo, ¿es porque ayer hablé?
Si hoy no puedo dormir, ¿es porque ayer soñé?
Si hoy afirmo, ¿es porque ayer dudé?
Si hoy grito, ¿es porque ayer susurré?
Si hoy recuerdo, ¿es porque mañana olvidaré?



..."Give me reason , but don`t give me choice, `cause I`ll just make the same mistake, again"... James Blunt

martes, 6 de octubre de 2009

El negocio familiar


Quizás muchos no lo sepan, pero tengo un tío. Un tío muy especial. Nosotros, los de la familia, lo llamamos el Tío Lucy.

Lamentablemente, el tío vive medio lejos, pero siempre nos acordamos de él. Yo soy su sobrina preferida, siempre me lo dice cuando lo voy a visitar... bastante seguido, por suerte. En una de esas visitas, el tío me propuso que comenzaramos el negocio familiar. Cuando me contó la idea, me entusiasmé mucho porque me creí muy capaz para la tarea. Obviamente, el tío sabe más por viejo que por Diablo, así que seguramente ya me había sacado la ficha hace rato.


Con ahínco, nos pusimos manos a la obra y redecoramos el local. Una pintadita ligera (el azufre generalmente, destruye bastante rápido los tintes, así que lo tenemos que retocar bastante seguido), trajimos unas mesas y sillas de hierro (lamentablemente,el plástico no aguantó el calor) y después de unas lecciones suyas en persona, el tío me dejó a cargo de la Pymes.


Hoy en día, puedo decir que el tío está muy orgulloso del servicio que brindamos. Nos llaman de fiestas, cumpleaños de quince, casamientos y bar mitzvah (nosotros nos metemos en todo, no hay religión que nos detenga).


El negocio familiar... ¡medio tanque, brasas y almas humanas!


(Por contrataciones, comunicarse con: laparrilladeltiolucy@elinfiernoquemapila.com.uy)

lunes, 5 de octubre de 2009

A hard night´s day


Domingo de mañana. Me levanto pocas horas después de haberme acostado con la cabeza latiendo cual bombo de la Catalina. Miro al costado y el que se acostó junto a mí ya no está.

Me lavo la cara y me miro al espejo. Paupérrimo.
Luego del Sertal®, Perifar® y cremas varias que arreglen lo visual, vuelvo a ser presentable*. Me lavo los dientes para sacar el gusto a resaca y me replancho el pelo. Ropa cómoda pero linda, championes, lentes de sol (fundamental), botellita de agua en mano y a la calle. Mientras camino a la feria para encontrarme con mi hermana, empiezan a aparecer visiones de la noche anterior. Algo confusas, fuera de órden cronológico, pero divertidas todas. Amigas, amigos, hombres que no eran deseados, hombres que sí, alumnos? Uy! Mejor no recordemos más.

Luego de la feria me espera almuerzo familiar, mate con amigas, y terminar un trabajo para el lunes. Cumplo con todo a gusto.

Aunque a veces es difícil el equilibrio, necesito de ambos. No sería yo de otra forma.
Tirar la chancleta el sábado de noche, volver a ponérsela el domingo.


"Oscila mi ánimo como un vaivén/paso de ser un huracán a un maestro zen/a veces un volcán con el poder de superman/y después ya ven, soy clark kent" -CDN/Bipolar



*gracias industria farmacéutica

Lunes lluvioso

Ocasionalmente, las imágenes no necesitan palabras...






Impacientes Anónimos


Supongo que alguna vez habrán escuchado este dicho: “Llegué tarde al reparto de….”.

A mi se me rompió el despertador varias veces. Llegué tarde al reparto de belleza, de sentido común y sobre todo, al reparto de paciencia.

Soy una botija sin paciencia; nací así y moriré así (rápido, por impaciente).

Por ejemplo, en el laburo. Muchas reacciones dicen: “calentar en baño de agua hasta evaporación completa”. Obviamente, es una tarea que requiere paciencia. Entonces, ¿qué hago yo? Pongo el vaso o matraz directo al fuego. Claro que si. Hasta que se quema, empieza a saltar su contenido hacia afuera, se quiebra el vidrio y se forma una masa negra carbonizada en el fondo. Cosas que me pasan.

Otro ejemplo (el detonante de esta historia corta): compré el repuesto (barato) del polvo para las patitas. Viene en un sobrecito todo coqueto pero inmanejable. Pero como buena pobre, yo tengo el envase del único polvo pédico caro que me compré hace nueve años y que sigo usando para hacerme la linda en el gimnasio. Todos sabrán que el polvo pédico tiene esa tendencia a la no fluidez, se apelotona, se junta, caen tres granitos y después, la bomba completa de polvo. Pico angosto, bolsa grande. Resultado, la mitad del contenido al piso. ¿Por qué? Por impaciente. Si fuera un ser humano paciente, me hubiese sentado con una cucharita de té y hubiese pasado el polvo, de a poquito, al frasco, evitando la debacle blanca que voló por todo el apartamento. Estuve los siguientes diez minutos de mi vida, en cuatro patas, juntando todo el polvo de mierda que se dispersó como nieve porque yo tenía la ventana abierta aunque afuera se estaba por venir un tornado F-5. Nuevamente, cosas que me pasan. Cosas como colgar la computadora por apretar cuarenta y cinco veces el mismo botón, quemar las tortas cuando las hago al horno, abrir el microondas cada diez segundos para ver si se calentó la comida, mirar el celular sesenta veces por segundo para ver si me contestó, comprar siempre menos de cinco cosas en el supermercado para pasar por la caja rápida, caminar cinco paradas para tomarme el ómnibus y así llegar antes (las veces que no pasa el bondi cuando estoy a medio camino entre dos paradas), bajar seis pisos por escalera cuando el ascensor demora dos segundos, entre otras.

Impaciente, impaciente, impaciente. Dicen que, a veces, la paciencia llega con la edad… pero, ¿falta mucho?.

domingo, 4 de octubre de 2009

Maestra de escuela...


Ya saben mi punto de vista sobre las salidas nocturnas. Una se siente casi sapo de otro pozo, rodeada de la manada de pre púberes que se creen los nuevos dioses del universo. Chiquito, tal vez mamá te apretó bastante las tiritas del pañal porque creo que dejaste de recibir sangre a ese remedo de cerebro que hace que tu cabeza no salga volando, cual globo de helio.
En fin, todo sucedió en la puerta del boliche, cuando mis amigas y yo estabamos fumando el pucho de la descarga. Mucho malhumor de mi parte. Carita de culo a full (no me cuesta ni un poquito). En ese momento, un botijita se nos acerca con un desodorante roll on en la mano. Si, si, si. Cuán idiota podés ser. Nosotras, viejas guerreras de la noche, la vimos venir. El cristiano comenzó a charlar y a tratar de ganarnos con su simpatía (?). Cuando vio que no iba a llegar muy lejos, sacó a relucir su faceta de "macho resentido por cortada de rostro frente a los amigos":
El pajero: -¿Qué es lo que quieren?
Nosotras: (silencio)
El pajero: -Plata no tengo, eso es lo que quieren, ¿verdad?. Plata solamente, bueno, yo plata
no tengo.
En ese momento, me tuve que hacer cargo de la situación. Con voz de maestra dando un correctivo a un alumno con problemas de conducta, tuve que poner al pichoncito en su lugar. Y puedo decir, orgullosa, que lo logré. Al entrar al boliche, frente a la cara de estupor de todos los presentes (que eran muchos, gracias a Dios), lo oímos mascullar un tímido: "Discúlpenme".
¡Nadie me dice prostituta y por nada! Eso cuesta $200 (más IVA).

sábado, 3 de octubre de 2009

La próxima sale.....



  • La próxima, seguro.
  • Es solo cuestión de esperar.
  • Todo llega en la vida.
  • Cuando estás prestando menos atención, ahí es cuando sale.
  • ¡Sos tan joven!
  • No entiendo cuál es el problema contigo.
  • ¡Sos tan inteligente!
  • Te está esperando ahí.
  • Ya te va a llamar.
  • No te desesperes, te queda mucho trecho por recorrer.
  • ¡Sos tan preciosa!
  • Ellos se lo pierden.
  • Ya va a llegar.
  • Un tropezón no es caída.
  • ¡Upa la la!
  • Mirá el vaso medio lleno y no medio vacío, pesimista.
  • Más se perdió en la guerra.
  • ¡Así no hacemos patria!
  • ¡Qué cosita che!
  • No aprendiste nada.
  • ¡Jodete por boluda!
  • No se puede hablar contigo.

jueves, 1 de octubre de 2009

Octubre



Llegamos a octubre y con mi insomnio a cuestas, quiero inaugurar este mes.
Quiero sol, quiero verano, quiero Rambla, quiero pasto del Parque, quiero sentarme a la sombra del Chino y que el día sea más largo para disfrutar más de mis amigos. Quiero todo... ¿Está mal?
Feliz octubre para todos, que este mes sea diez veces mejor que el anterior.

Transporte Colectivo Urbano



















¡Qué nunca nos falte! Es la dosis necesaria de "pueblo" que todos necesitamos para mantener los pies en la tierra. Quien no haya experimentado la sensación sublime de subirse a un ómnibus montevideano un lunes a las ocho de la mañana o un viernes a las seis de la tarde, no puede llamarse a si mismo, montevideano.

Si, a ustedes, poseedores de autos que no frenan en los semáforos, les estoy hablando. No se hagan los desentendidos... cuánto conocimiento de la dinámica ciudadana les falta.
¡Cuántos paros se han perdido! ¡Cuántas caminatas bajo la lluvia o bajo el sol de verano (ese que te parte el cráneo en cuatro pedazos) no han vivido!. Les tengo lástima. El calor humano que emanan las cincuenta personas colgadas de los caños en los pasillos cuando llueve y estamos todos juntitos, bien pegaditos, es algo que te acaricia el alma. Las puteadas y las caras de culo cuando no podés levitar hasta la puerta trasera y tenés que rozar tu humanidad contra la del resto de la gente.... la gloria absoluta.

Tengo que confesar mi adicción. Me encantan los bocinazos, los insultos del chofer, las viejas, los vendedores de incienso (que te dan alergia con solo verlos), los vendedores de caramelos de "eucalito", medias, fundas para celulares, libros de tarot, horóscopos, cortauñas, pinzas de cejas, cotonetes, curitas, ondulines, "icekis", Hamlet; los cantantes buenos y los malos (más aún), los inspectores, los liceales, los gurises que lloran sin parar, los payasos, los contadores de chistes, los botijas de Remar, los desempleados. Soy adicta a ellos y a todo el resto de la fauna urbana que circula en el Transporte Colectivo Urbano.

martes, 29 de septiembre de 2009

El camino


Hay un camino a seguir, hay una ruta a descubrir, hay un hechizo que lanzar al viento.

Saber qué buscar no es fácil, y cada vez que tropezamos, parece que es el final. Pero la naturaleza es sabia, la vida espera. Las heridas se cierran, con nuestras lágrimas, con nuestra voluntad.


Si cada dolor es una cicatriz... y cada cicatriz es un aprendizaje, entonces quiero estar marcada. Quiero mirar mi cuerpo en muchos años y ver, como en un mapa, todos los sinsabores, las dudas, las lágrimas, las risas compartidas, los anhelos, las decepciones, las alegrías, las tristezas, las preguntas sin respuestas, los silencios, los miedos. Quiero ver mi vida, quiero verla reflejada en tus ojos.

Los caminos son sinuosos, las curvas son muchas y cerradas, los precipicios son profundos, los miedos son demasiados. Pero sabemos que este es el camino a seguir.

Viajá conmigo, sin arrepentimientos....


"Pick a star on the dark horizon/and follow the light/you'll come back/ when it's over/no need to say goodbye".... Regina Spektor, "The Call" .

lunes, 28 de septiembre de 2009

Saquémonos los auriculares



Me pasa de querer decir cosas que al abrir la boca no salen. Pensar con cierto criterio que se derrumba en el momento de enfrentarlo. Por eso lo escribo, para recordarme cada día lo que he aprendido en caídas anteriores. Y si a alguien más le sirve... lo convido.

Me cuesta creer que el amor es difícil.

Opto por dejar que las cosas fluyan por su propio río. Que no nos demos cuenta de estar enamorándonos hasta estar embarrado hasta las rodillas. Pienso que así será más puro. Esto no nos salva de corazones rotos si algo anda mal, solo nos deja que latan más fuerte cuando andan bien.

Así que sí: que los corazones que se tengan que romper, se rompan. Que las lágrimas que tengan que caer, caigan. Pero sin freno de manos. Sin quitarnos lo vivido y especialmente, lo sentido.

Saquémonos los auriculares y mirémonos de frente.

Saquémonos la ropa y los prejuicios. Escuchemos música juntos... o separados... pero no a mitad de camino.

Y sobretodo, y esto es para tí amiga, sin arrepentirse.


Banda sonora: Regina Spektor - "Fidelity"

domingo, 27 de septiembre de 2009

Resaca calibre 38...


Ponele que era sábado..
Ponele que estaba contenta...
Ponele que había mucho vodka en la casa de mi amiga...
Ponele que jugamos al "Yo nunca"....
Ponele que tenía la panza vacía...
Ponele que nos fuimos a bailar...
Ponele que nos tomamos alguna otra cosita allá..
Ponele que el aire frío me hizo mal....
Ponele que el taxi iba muy rápido...
Ponele que no sé como llegué a casa...
Ponele que me desperté abrazada al inodoro...
Ponele que sufrí la madre de todas las resacas....
Ponele que no voy a tomar así de nuevo...

Ponele que los domingos con resaca son tristes...
Ponele que me hago trampas al solitario...
Ponele.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Mi propia loca de mierda...


Además del ruido constante y de los taxistas, el gran cambio que tuve que asimilar al mudarme a la capital, fueron los vecinos. Yo vengo de un lugar lleno de casas... con patios amplios, alejadas entre si. Pero al llegar a Montevideo, sufrí por primera vez lo que es compartir tu espacio vital con extraños. Y no fue una experiencia del todo agradable. Tuvo sus momentos.

Pensionado estudiantil:
Ahhhhhh!!! ¡Qué épocas! ¡Qué recuerdos!. Dos horas esperando para entrar al baño porque eramos diez mujeres viviendo en una sola casa. Teníamos uno de esos servidores de números de las panaderías en la puerta y hacíamos la cola con nuestros rollos de papel higiénico en las manos. Por suerte, yo encontré una estrategia buena para usarlo cuando quisiera: dejé de dormir. Me acostumbré a despertarme casi de madrugada para tener el baño todo para mí. Sacrificado pero efectivo en última instancia.

El apartamento del terror:
Mal yo, mal yo. Nunca, nunca, nunca en la vida, se muden con un desconocido. Debido a la deseperación por disminuir el número de seres humanos que me respiraban alrededor, cometí la madre de las estupideces: agarré un papelito en la cartelera de la Facultad. "Estudiante busca compartir apartamento...". Y me mudé, y lo lamenté a los tres milisegundos. Yo no soy la reina de la limpieza, digamos, pero aquello, daba un poco de miedo. Las ollas tenían formas de vida desconocidas nadando adentro. De cualquier manera, creo que lo peor de todo era la sensación de no pertenencia, la sensación de ser un extraño en tu propia casa. Y el olor. Duré seis meses (con vacaciones de por medio).

Mi primer mono:
La gloria. Finalmente, luego de tantas peripecias, llegué al sueño dorado: vivir sola. Por lo menos ahí era mi propia mugre la que me corría. El monoambiente: primer piso por escalera, vista a la ventana del vecino, ventanita de la cocina a la terraza de los otros vecinos. Estaba rodeada, aprisionada entre seres humanos desconocidos. Seres humanos que no se caracterizaban por ser.... silenciosos, ponele. Un día me desperté asustada a las 7 de la mañana. Salté de la cama, "es el fin del mundo" , pensé. Se oían ruidos, gritos, llantos, platos voladores. Ahí me di cuenta: el matrimonio de al lado no se llevaba del todo bien...

Mi segundo mono:
La pirámide evolutiva. Más sueldo, más comodidades. Salí del culo del edificio y me conseguí un apartamento con ventanales a la calle, ascensor, portero, y otras comodidades. Lástima que este edificio maravilloso me esperaba con un sorpresa, un sorpresita, chiquita. La inquilina del 302...
Llamarla desquiciada es poco. O sea, le faltaba el chalequito blanco y estaba pronta. Se preguntarán cómo la conocí. Lunes, nueve de la mañana. Llovía torrencialmente. De repente, se oye un llanto descarnado, gritos de sufrimiento extremo. Me asomo y la veo: celular en mano, gritando "Juliiooooooo, traeme la plataaaaa". Caminaba de un lado a otro frente a la puerta del edificio, empapada, gritando. ¡Pila de miedo! A mi los loquitos me dan terror y esta loquita era mi peor pesadilla. Un día, compartimos el ascensor..... No quiero recordar ese momento.
Por suerte, para mi salud mental y la del resto de mis vecinos, un día, se la llevaron. Y ya nunca más volvió. Igualmente, todas las noches, cuando vuelvo del laburo y me acerco a la puerta de mi edificio, siento esa sensación de intranquilidad, de miedo, porque pienso que va a estar ahí, con su celular (o su cuchillo)... sentada en los escalones... esperándome...